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Publication Type | Conference Paper |
Año de publicación | 2015 |
Authors | Torrijos Fincias, P, Pérez Escoda, N |
Nombre de la Conferencia | II Congreso Internacional de Inteligencia Emocional y Bienestar |
Fecha de publicación | 2015 |
Keywords | competencias del docente, educación emocional, Evaluación |
Resumen | La promoción de competencias emocionales en el profesorado se ha convertido, en los últimos años, en una necesidad que es preciso abordar de cara a favorecer el bienestar personal y social y prevenir desajustes asociados a los sentimientos de malestar, estrés o frustración a la hora de hacer frente a los múltiples desafío de la práctica docente (Bisquerra, 2005; Cabello, Ruíz Aranda y Fernández Berrocal, 2010, Palomares, 2014). Entendiendo la evaluación como el eje vertebrador que nos permitirá adaptar las propuestas formativas a las necesidades de los destinatarios, detectando puntos fuertes y aspectos de mejora (Pérez Juste, 2006), presentamos una propuesta de evaluación inicial que nos permitirá conocer el nivel de competencia emocional percibido del profesorado, utilizando como muestra un grupo de 137 maestros de Educación Infantil y Primaria de Cataluña. Para la realización de dicha evaluación utilizamos dos instrumentos: El Cuestionario de Desarrollo Emocional en Adultos -CDE-A- (Pérez Escoda, Bisquerra, Filella y Soldevila, 2010) y el Spanish Modified Version of the Trait Meta- Mood Scale (TMMS-24) (Extremera, FernándezBerrocal y Ramos, 2004). Los estadísticos descriptivos de las distintas variables a las que atienden ambos instrumentos, como medidas de autoinforme, muestran un nivel medio en competencia e inteligencia emocional, con un considerable potencial de mejora, principalmente en aquellas dimensiones que tienen que ver con la autonomía y la regulación emocional. Estos primeros resultados nos llevaron a analizar si existe relación entre los aspectos evaluados con ambos instrumentos. Tras realizar un análisis de correlación (utilizanto el coeficiente de correlación de Pearson), observamos que hay una correlación destacable entre las dimensiones de la Inteligencia Emocional del modelo de habilidad de Salovey y Mayer (1990), en el que se centra el TMMS-24 y las distintas dimensiones de la competencia 252 emocional desde el modelo pentagonal del GROP (Bisquerra y Pérez Escoda, 2007), que sirve de marco teórico a través del cual se elaboró el QDE.A del GROP. Por lo tanto, y más allá de entrar en las diferencias y controversias que pueden existir entre ambos modelos teóricos, podemos afirmar que, ambos instrumentos constituyen medidas en los que podemos apoyarnos para fundamentar la necesidad de promover competencias afines a la Inteligencia Emocional. Ambas pruebas son de fácil aplicación y, como medidas de autoinforme, nos permiten conocer el nivel de competencia emocional percibido, configurando el punto de partida en el que apoyarnos a la hora de plantear actuaciones formativas que resulten útiles e interesantes para los maestros que participan en el presente estudio. |
URL | http://www.congresointeligenciaemocional.com/wp-content/uploads/2015/05/RESuMENES-COMUNICACIONES-Y-POSTERES3.pdf |