Esta investigación describe cómo el método de Singapur, aplicado a alumnos de segundo grado de secundaria en la asignatura de Matemáticas, puede favorecer el desempeño académico de los alumnos y elevar el nivel de motivación durante el proceso de aprendizaje, en el marco de la Teoría de las Situaciones Didácticas (Bousseau,1991). Este estudio resulta relevante dada la apatía y el desinterés que se percibe hacia el aprendizaje de las matemáticas y que sin duda se ve reflejado en los resultados académicos de los estudiantes (Suárez, 2014), particularmente en México.
En 1992, Singapur cambió su estrategia de enseñanza convencidos de la necesidad de que los alumnos aprendieran significativamente sus aprendizajes (Rodríguez, 2011). Con la mitad de su población analfabeta, implementaron estrategias para aprovechar la inteligencia de sus habitantes. Actualmente, este país figura entre los primeros lugares en las pruebas de evaluación internacionales, y obtuvo el segundo lugar en el reporte emitido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) del 2012, mientras que México alcanzó el lugar 53 de 65 países que participaron en el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA). Chile fue el primer país latinoamericano que en 2011 decidió implementar ese método de forma experimental. Los docentes a cargo evidenciaron que hubo un notable cambio de actitud dentro del aula; los alumnos se mostraron participativos, valoraron más el aprendizaje con materiales didácticos y mejoraron su rendimiento (Morales, 2011).
En el caso de México, el fracaso escolar es un problema con el que se ha lidiado por años a pesar de las diferentes reformas educativas. Los datos publicados por la OCDE en el 2012 señalan que el 55% de los alumnos en matemáticas no obtienen el nivel básico y que el 1% logra un nivel alto. En el informe de PISA (2012), se menciona que la ansiedad que presentan los alumnos hacia las matemáticas tiene un índice de hasta 75%, muy alto en comparación al de otros países, por lo que es indiscutible que México se encuentra ante un gran desafío para mejorar su educación. Así que ante este escenario surgió el interés de medir el impacto de aplicar la metodología Singapur a un grupo de estudiantes mexicanos, particularmente en el tema de las propiedades de la igualdad. La metodología fue de corte cuantitativo con un grupo control y un grupo experimental. Cada grupo se conformó por 35 alumnos de edades que oscilaron entre los 13 y los 14 años. El grupo de control tomó la clase de manera tradicional: el docente impartió la clase y los alumnos resolvieron las consignas propuestas por la SEP, mientras que el grupo experimental desarrolló situaciones didácticas diseñadas como el canal donde alumnos y docentes intercambian opiniones de las acciones o posibles acciones a realizar y donde el docente, de manera deliberada, establece las actividades para lograr el aprendizaje deseado (Brousseau 1991). Ésas situaciones fueron elaboradas con apoyo del libro Pensar sin límites: Matemática Método Singapur (Fong, Ramakrishnan y Kee, 2013). Se formaron equipos de 5 personas y cada uno dispuso de un pizarrón-mesa para trabajar durante seis sesiones. Al establecer de forma experimental el método de Singapur, se buscó que los estudiantes aprendieran jugando con material que les permitiera resolver situaciones didácticas relacionadas con su entorno, con el propósito de desarrollar las competencias lógico-matemáticas para que los alumnos pueden aplicar en su vida diaria y que desarrollan su capacidad para determinar cuándo, cómo y dónde usar los aprendizajes con el fin de solucionar problemas; es decir, el ser capaz de hacer. Estas competencias se desarrollan en el método de Singapur en tres fases: la concreta, la pictórica y la abstracta.
A partir de los resultados de la evaluación posterior a las 6 sesiones, se encontró que el grupo control obtuvo un menor promedio que el grupo experimental. El primero obtuvo un 2.8, mientras que el del experimental fue de 3.7 en una escala de diez. Además, el grupo experimental contó con siete alumnos que alcanzaron calificación aprobatoria, mientras que el grupo de control sólo uno. Los alumnos que fueron parte del grupo experimental fueron encuestados con el fin de conocer y analizar sus experiencias. El 81.8% prefiere trabajar con el método de Singapur. Señalaron que, aunque les pareció complicado el nuevo método, lo prefieren por encima del tradicional. La evaluación y la encuesta confirmaron que el método de Singapur cumple con la finalidad de transmitir el conocimiento matemático y desarrollar en los alumnos la responsabilidad por adquirir nuevos aprendizajes (Panniza, 2003). Además, el grupo experimental mostró un incremento en la participación y realización de las actividades, se apropió del conocimiento por medio del trabajo colaborativo y dinámico, y alcanzó mayores índices de aprovechamiento. Si se implementa el método de Singapur desde las primeras clases, el alumno se familiarizará con su forma de enseñanza y se responsabilizará de su propio aprendizaje.